domingo, 27 de marzo de 2011

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Leer las siguientes leyendas:
EL CURA SIN CABEZA:


Este es uno de los Mitos de más trscendencia entre nuestros campesinos antioqueños quizás por las consecuencias que causaba su encuentro.
Espanto terriblemente horroroso, pues le faltaba la cabeza dándole un aspecto sepulcral y y maléfico

Se teje la historia que fue un curita de alguna parroquia pueblerina, y en una de sus correrías por los campos evangelizando indiecitos, éstos lo asesinaron por robarse los vasos sagrados con que oficiaba los santos sacramentos.
Otras vesiones dicen que este curita se robó los vasos sagrados, en una noche de Navidad mientras celebraba la Misa de Gallo, pues el párroco principal, aprovechando la presencia del nuevo cura, sacó una disculpa argumentado que tenía una confesión en el campo, pero solo era una artimaña para visitar una mujer joven y rica recién llegada a la parroquia.
Dicen las malas lenguas que el curita superior, pasó la noche con esta mujer, y por causa de ello se robaron los vasos sagrados, por lo tanto, el cura sin cabeza no es quien cometetió la falta de sacrilegio, si no el acto de lujuria.
Desde entonces deambula por los caminos pidiendo justicia y reclamando que le sean devueltos sus ornamentos y custodias sagradas.
Las víctimas más frecuentes eran los arrieros. En sus largas travesías con sus recuas de mulas se lo encontraban en cualquier recodo del camino. Veían venir un fraile o cura, de sotana negra y estola blanca, de estatura alta, pero le faltaba la cabeza
El arriero detenía el paso. El espanto se iba acercando y cuando estaba a unos diez metros de distancia desaparecía. El arriero senía un frío helado tratando de paralizarse.
Luego continuaba su marcha y unos pasos más adelante miraba hacia atrás y esto lo dejaba perplejo, pues el cura había pasado y continuanaba caminando.
Otros dicen que el cura llevaba la cabeza debajo del brazo envuelta en unas hojas sanguinolentas y amarrada con bejucos recogidos en el bosque
En algunos pueblos llega hasta sus calles al amanecer cuando no hay luna, las recorre y luego desaparece, pero hay de aquella persona que se lo encontrara, quedaba mudo, se paralizaba por mucho tiempo.

LA MADRE MONTE:


Quizás la madre naturaleza está ansiosa de tomar personificación por medio de los mitos, para advertirnos, para reclamarnos, para darnos a conocer su clamor desesperado por el mal trato que le damos.
Quizáss sea este el más misterioso y agónico mensaje que la humanidad oye.
Todas las culturas incluyen en su sinfonía de reclamos cosmogónicos, el grito de la tierra y el grito del agua, como elementos primigenios y generadores, pero injusta, torpe y malévolamente tratados por el hombre.

La Madre Monte, es la deidad tutelar de los ríos. La Madre Monte se baña, y como no quiere que nadie se bañe con ella, emponzoña las aguas para causar daño a quienes contravienen su mandato.
Pero si los ríos tienen su leyenda, también la tienen las montañas las sierras y las mismas faldas de las cordilleras. En los montes y montículos vive la madre monte.
El de la Madre Monte es un mito o leyenda Universal que se encuentra presente en varias regiones de Europa con algunas variantes.
Para la leyenda campesina nuestra, ella es una mujer corpulenta, de rostro medio humano y medio animal, y con afilados y grandes colmillos.
Es de carácter vengativo y cruel. Cubre usualmente su cuerpo con ramas, hojas, musgos y con su larga y desordenada cabellera.
La imaginería popular la pretende como agente moralizador, que castiga a los vagabundos, a los perjuros, y en particular a quienes hacen mal uso de la naturaleza, destruyen sus recursos o son perversos con sus semejantes.
Se le teme en las noches de tempestad, por sus aterradores bramidos o rugidos.
En la Madre Monte es tutelar; imaginémosla, o hagámosla ecológica, y en relación con la conducta humana, hagámosla moralizadora y atemorizadora solamente, que no dañina.
Para otros por nuestros caminos aparece de improviso, pero se esconde rápido por las espesuras y los matorrales, una visión o espanto. Es una fea mujer recubierta de escamosidades o lamosidades verdes, aulladora y que mete espanto a quienes la ven.
Va usualmente acompañada de una bandada de pájaros de diferente plumaje que hacen gran algarabía.
Es frecuente encontrar en su rastro, peligrosas serpientes así éstas no sean muy frecuentes en la región.
Encontrársela da inicialmente un gran miedo; pero es frecuente que ésta desaparezca al poco rato y que más bien en quien la vió, quede una sensación de tranquila curiosidad, pues es un espanto o visión que muestra ser manso y da la impresión de ser algo que forma parte de la misma naturaleza, de su fauna, y que nunca ataca al hombre o al ganado y si más bien como que sus costumbres se avienen con todos.
En las espesuras de los montes, selvas, montañas y cordilleras del Tolima, el Viejo Caldas, el Huila, los Llanos, el Amazonas y el Vaupés, siguiendo los pasos del sol y los rumbos del viento, la Madre Monte está presente en el pensamiento mítico del campesino.
Para ellos la Madre Monte es una mujercita de pelo largo, mitad persona, mitad monte como paja. A veces la sorprenden en los ríos y quebradas bañándose tranquila. Los hombres corren apenas la ven venir.
Esta misteriosa mujer es la madre naturaleza, que se lanza contra la acción del hombre, de destrución y muerte.
El SOMBRERÓN...LA SOMBRERONA...EL JINETE NEGRO:


Trilogía del vestido negro
La pregunta es: Es uno o son tres mitos, es masculino o femenino...?, Lo cierto es que se trata de un alma en pena o uno de esos mitos lúdicos.
Para algunos es el espanto más antiguo. Muy conocido por su figura humana con ruana negra, un sombrero grandísimo montado en una mula negra y con dos enormes perros negros cogidos por gruesas cadenas. Llega siempre de noche a todo galope, acompañado de un fuerte viento helado y desaparece rápidamente.

Fué muy famoso en Medellín en los años 1837 donde recorría todas sus calles. Aparecía cuatro o cinco viernes seguidos, Volvía a aparecer uno o dos meses después.
Para otros la forma de la sombrerona no es siempre la misma frente al "mujeriego", es decir, el "Perro- Macho" ella es una mujer bonita. Pero frente a la mujer de mala vida, se presenta como un hombre elegante, o simplemente animal.
Una vez la Sombrerona llenó de pánico el pueblo cuando apareció bajo la forma de un hombre muy alto, con una falda negra como un sacerdote, y una máscara de calavera. Dos luces como bombillas iluminaban sus cuencas.
Se trata de un personaje mítico que preferencialmente agrede al hombre y lo humilla en su virilidad.
Otros lo señalan como mito masculino, de sombrero alón, ruana o manta de color negro.. Hombre de gran estatura. Va al galope sobre una mula negra, en medio de la oscuridad de la noche, acompañado en su paso firme y tenebroso por dos enormes perros cogidos con gruesas cadenas.
Que solía hacer sus más frecuentes apariciones los viernes, en especial los viernes santos. Hacía de preferencia sus galopantes y ruidosas apariciones silvando, rastrillando su mula y dejando oir el arrastrar de las cadenas de sus perros por casi todas las calles empedradas de Medellín y los los pueblos del suroeste.
Hay quienes lo describen con ligeras variantes. Le atribuyen distintas formas de presentación, la más frecuente es la de un hombre alto y corpulento, enlutado, que termina en una calavera, ornada con un negro sombrero de alas anchas.
Para algunos arrieros, a su vez es un hombre apuesto, bien cabalgado en un muleto negro; va vestido de penitente y pide limosna para las benditas ánimas del purgatorio.
En todas las versiones se coincide en identificarlo con una ánima en pena y como vimos en las descripciones que anteceden, en este mito se conjugan también los elementos luminicos y sónico en sus apariciones.
Este mito todos lo conocemos y lo describimos como un ser seremonioso y juguetón. Y tal parece que su único oficio conocido es... Espantar.

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